sábado, 7 de marzo de 2009

QUE LA MUERTE SE INCLINE ANTE TU MAJESTAD

CON PASIÓN A SILVINA LUNA

Un amor lejano en el firmamento de la eternidad
Quiero para enraizar esos senos en tu pasión
Tengo hambre y sed de piel prófuga
¿ Que horizonte te amenaza divina luna?
Dame el otoño que cae en las colinas del adiós
Enmudece la noche toda
Y que un blanco vestido de novia caiga en
Las madrugadas que son la miel que dispones
Al fin el viento somete monturas azabaches
Tendré que vivir un idilio eterno sin memoria
Con las manos de pegasos ardientes de ti
Quiera Dios y todos los santos el pecado
De saberte tan mía como de los mares
Tan solitaria como un tigre en el bosque
Adiós a todos esos corazones de las canciones
Y que la muerte se incline ante tu majestad

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