martes, 14 de junio de 2011

POEMAS JAVIER DICENZO 2011

Melodía imposible

En honor a
Robert Ervin Howard

Voy a elevar tanto mi canto que ni los dioses podrán detenerme.
Matare cada universo en el crepúsculo solitario.
Es tan grande mi apasionamiento
que toda la creación no bastará para mis manos.
Yo he de buscarte fantasma aunque muera
será tanto mi desgarro cósmico
que la danza en el paraíso agotara cada gota de santidad.
He de nombrarte dios innombrable
en cada palabra inmortal de mi fe desfallecida.
Si es necesario levantaré todas las lapidas
para que mi nombre iluso haga espantar
esas litigiosas potencias de los cielos mas altos.







































Caminos que nadie toma

a esta tierra que piso

Yo he de transitar las sombras dolidas de esta ciudad San Pedro
volveré junto a las hadas del sauce.
Transito míticos caminos entre ríos lejanos.
Mil pájaros dormidos acunarán la letanía.
Viviré sumergido en despertares.
Yo he de transitar cada llama dormida
un camino que nadie toma
hacia el lado que nadie mira
una balada enamorada de la mariposa,
que anuncie cantos de ausencias dolidas.
Suprema es esta ciudad
donde la ola se alza sobre los muros.
Mi grito se hace mas ausente,
camino solitario como durmiendo la noche
con pasos hacia el laberinto del sur.
Voy transitando la senda de ausentes miradas
hay un sitio escondido donde los paraísos existen,
acumulando la fe y el pecado
la virtud de los dioses latentes en el crepúsculo.
Son simplemente caminos que nadie toma
donde nadie muere
hasta que el fulgor de la calandria
suspira con el lamento de la ciudad,
cuando el lamento duele con el dolor
mas ausente mi desesperado canto suicida.
Yo he de regresar por ese camino diferente
hasta que la playa de mi ayer
resucite en flores pequeñas y hermosas
hacia todo el inmenso mundo.












En el crepúsculo rojo como mi sangre


En honor y recuerdo del enorme genio literario

Robert Ervin Howard


Robert que pregunta hago al horizonte de laberintos satánicos
ahora que los fantasmas recorren la tierra,
cuando quiero volar sobre las casas de mi ciudad.
Magos y serpientes inundan el mundo.
Robert, el tiro en tu cerebro mato todo el infinito
por eso es que el centinela de la guerra cósmica
mata todo lo que existe en las lejanías.
Si por un momento yo pudiera elevar las ausencias
transformarlo en un amor y en un veneno tan puros
en el crepúsculo rojo como mi sangre.
Pero somos humanos Robert
carecemos de todo lo que poseen los dioses.
Inmortal tu nombre en los libros de los libros
cuando se agiganta la araña que destruye tu mundo
la inspiración poeta de las madrugadas de vampiros.
Robert, adiós a tus poemas y a las piras
porque tu dios no fue el mío
ante las eternas palpitaciones del universo.















Los árboles

Dedicado a mi maestro Rafael Calle y a la naturaleza

Los árboles de inviernos agonizan
entre las lluvias en los verdes bosques,
donde miles de pájaros se mueven
como las olas de los bravos mares.

Son como mil estrellas en las noches
de paraísos, cual las puras almas ,
los árboles de luces entre gotas
de los cristales de las santas fuentes.

Los árboles de Junio se estremecen
entre frescuras de los blancos cielos,
donde los hombres gozan primaveras
cual los arcángeles de dulces ríos.

Sus ramas con gorriones enmudecen
todas las tardes con otoños grises,
entre hermosos luceros de los astros
que van durmiendo fuertes fríos lejos.






















Elegía de un poeta solitario

( Dedicado a Pablo Banegas)


Irrumpí en el mágico mundo de un cuentista
virtud ilusa de renacer las damas heridas.
Irrumpí poeta que cree en los duendes
en cada melodía del olimpo glorioso
por eso glorifico al cuentista
y su pluma herida por amaneceres.
Ante la mano de los demonios
deshojé la vida y la reaccionaria muerte
con los laberintos de Borges
en el abismo del palpito en San Pedro.
Irrumpí cada puerta de Kafka
cada araña de los oscuros sótanos.
Maldije mi espíritu
para aparecer en un rostro acuático
lamentando las irreverencias del destino.
La misa de mi cuerpo fulguro azul
entonces el signo del ave fénix surgió
en este poema que regresa al cosmos
para lapidar la fruta roja del paraíso.






















A la dama azul en el crepúsculo

A mi hermana Guillermina

La dama vislumbra atardeceres en el crepúsculo
En la buenos aires asfixiante
Remueve los laberintos de utopías
Va por la sinuosa buenos Aires
Resurgiendo las paredes de ocre
La dama voltea los ídolos sangrantes de soledades
Sus pasos van
Al Shopping que dibuja escondites prohibidos.
Su pelo es como un lienzo sagrado
En la urbe que aprisiona artistas longevos
Si yo pudiera atrapar los sueños
Y que la dama fulgorosa de despertares
Surgiera como una luz azul en el firmamento
Para renacer todos los paraísos estelares
El viento ausenta los pasos en la playa
Surge la voz sobre los ojos de la dama
Y todos los frenéticos lamentos
Acogen prisiones de sueños
En la historia de los focos parados
Entre el sol de san pedro y buenos aires
Cuando las violetas puras surgen
En un canto
Que purifica sangre
Con la dama embebida de soledad y luz.



























A la muerte de mi ser

A Valeria con afecto

Dormir
con todas las muertes
en todas las fotos
en cada segundo,
abriendo las alas
durmiendo las luchas
con sentimientos.
Dormir
en la estrella
en el límite de la palabra
por el amor
por los sueños.
Dormir todo el día
hasta el crepúsculo
de esos pasos lejanos
guareciendo tu querer
el mío
mas mío que tuyo el mío
por todos los pasos.




























Juan en el Crepúsculo

A Juan Gelman por sus luchas

Juan, tú que le escribes danzas al fuego
al pájaro ausente de la calesita
abre el sigiloso brillo en la calle,
verso herido con las madres del sur.
Eres el poeta que lloro los violines
el rojo del gorrión herido.
Tú acurrucas el niño dormido
la paz de la guerra.
Poeta de la mascara en resguardo
con sus decires en la América suicida,
eres en el paso hacia el poniente.
No morirás, Juan, en el crepúsculo,
tus gritos
ni tu causa mas allá de la muerte
que irrumpe con la crisálida del ayer.