martes, 16 de junio de 2020

El sacerdote en la barranca sagrada. A Edgar Allan Poe Cuenta la leyenda que un sacerdote de Rusia, se embarcó a América, y su misión era hacer un ritual en san pedro una ciudad de Argentina, aquella noche, con lúgubres luces, bajó al club náutico, y lo recibió una mujer con túnica, y caminó hacia las barrancas y clavó varias cruces de plata, él era el que echaría la maldición sobre el pueblo, y luego de clavar las cruces de plata, entró con su túnica solo al túnel, y vio los fantasmas, desde allí se escuchaban las campanas de la iglesia socorro, y su palpitación se aceleraba, hasta que se adentró en el túnel, y vio las llamas del lugar secreto, aquel que solo podía ser pisado por un alto jerarca en espiritualidad. Vio la imagen de un espejo con fuego, y le habló: - Espíritu, soy Elías el sacerdote de la Siberia, vengo de muy lejos. - No somos demonios. Respondió el espíritu. Estoy acá para hacer este ritual, tomó la copa y la dejo en el pedestal, y tiró unas gotas de sangre, y dijo, -San pedro está sobre mí y hoy sus habitantes duermen, así que bendeciré en este ritual toda la ciudad. Tomó varias cruces de plata y las clavó en el recinto, y se desnudó. Y ese sacerdote de alta casta de la orden de los príncipes de Rusia, dijo: Diré esta oración en una lengua nuestra y códigos secretos, y estuvo un rato, orando. La llama lo veía, los espíritus, clamaban. Luego del ritual, salió de la caverna y fueron al centro de la ciudad al Butti, y tomaron un café con la mujer, y le dijo el sacerdote,- Ahora estoy tranquilo la energía del lugar era muy fuerte, pero debo volver a Rusia, tomaré un poco de wiski y luego viajaré en el barco, que esto quede en secreto, nadie debe saber que en los túneles de San pedro habita un poder grande y que es una ventana cósmica al universo. El sacerdote subió al auto, y bajó al club náutico, se persigno con la señal de la cruz y tiró una cruz de plata al río. Y vio desde lejos el horizonte y una lágrima se le cayó. El tigre de los hielos A Paul Auster En medio de un desierto, allá en el sur Argentino, habitan unos tigres, donde el frío arrecia, Bajan esos felinos a matar hombres y animales. Un hombre con un cuchillo lo enfrenta, y lo mata, pero los otros tigres sobreviven. Cuentan que acechan una casa en medio de la nieve, y que el sur, el viento pega contra la ventana. La leyenda afirma que los muertos aparecen en fantasmas, y que esos fantasmas arrecian las zonas. Las posesiones espirituales llegan a las iglesias y estas se queman. Alla a la distancia un gran tigre mata a un ciervo. El ajedrecista genio del lago negro de España. En un lugar, en España, donde caminó Cervantes escritor del quijote, y que surgiera una generación de autores, vivió un ajedrecista, que obsesionado en la edad media, jugaba todos los días al ajedrez. Un buen día decidió viajar. En ese viaje recorrió todo europa y sus cuevas y laberintos. Allá hoy que soy un ajedrecista en el siglo xxi dedico mis días a estudiar a ese gran genio. Los días pasan en mi isla, y esta aventura de escribir historias de dragones me gusta. Mañana amanecerá, no se si viviré o moriré, en esta guerra que cuenta sus diabólicos planes. Cuando llegué a mi canóa nadie estaba, y crucé el lago con el remo. Hoy es de noche y tomo mi espada para ingresar en un bosque del otro lado de la isla, no moriré estaré luego acechando los lobos para matarlos y huir a otra selva de tigres y panteras sagradas. EL árbol sagrado En la selva Horacio Quiroga se mete entre unos tigres, y aparece en el firmamento una luz extraña. El hombre se adentra en la selva y encuentra un árbol sagrado. Luego de comer frutas, toma su espada y mata a una serpiente. En varios días aparecen unos murciélagos grandes, se habla de una maldición. A veces las historias terminan así sin saber que ocurre, pero olvidémonos un poco durmamos, Luego la selva herirá la llaga.